martes, 2 de octubre de 2012

La TV de la Edad de Piedra


Pinturas rupestres en la cueva de Chauvet, Francia

En un post anterior vimos un muy ingenioso ejemplo de cómo lograr animación bastante sofisticada con medios muy primitivos. Pero ciertamente no tan primitivos como los que habrían usado algunos cavernícolas franceses hace un par decenas de miles de años, según sugiere Marc Azéma, un arqueólogo de la universidad de Toulouse–Le Mirail.

Azéma se interesó en las imágenes paleolíticas que cubren las paredes de varias cuevas de Francia, especialmente aquellas donde los animales aparecen superpuestos, encimados con varias copias de sí mismos o con miembros múltiples. Esta aparente desprolijidad puede no deberse a mera falta de espacio o mera desaprensión de parte del hombre de las cavernas. De hecho, y en línea con los descubrimientos que gradualmente nos revelan que el supuesto bruto poseía un sentido estético más que afinado, podemos estar viendo las primeras animaciones de la historia.

La noticia no me es nueva: en Cave of Forgotten Dreamsel reciente documental de Werner Herzog, el director alemán se mezclaba con un grupo de científicos (para usar un término actual, iba "incrustado") para explorar una antigua cueva del sur francés que muchos, muchos años atrás había sido el hogar de una comunidad de los primeros hombres modernos. El espectador es testigo de las charlas, los descubrimientos y -sobre todo- las conjeturas del equipo sobre el significado de aquellas fantásticas imágenes que artistas anónimos dejaron plasmadas en la roca y que resistieron el paso de los milenios con una vividez sorprendente. (Como documental, Cave tiene en mi opinión varias fallas, principalmente de ritmo. Las reflexiones libres y audaces de Herzog valen la pena, pero sigo prefiriendo su excelente Grizzly Man).

Pero si las imágenes estáticas, aunque hermosas de por sí, no aportan mucha idea de movimiento, hay que imaginarlas a la luz trémula del fuego que alumbraba la vida paleolítica subterránea. El temblor de las llamas lograría que efectivamente los animales cobraran vida en la pared, como se ilustra en este interesante video:



¿Alhajas o juguetes?


Pero el tema depara más sorpresas. Otra pista interesante para seguir comprendiendo las capacidades estéticas y artísticas de la gente del Paleolítico Superior la ofrecen unos discos pequeños hallados en el sur de Francia y que corresponderían al periodo Magdaleniense (unos 12.000 años AC).

Estos pequeños discos están construidos con materiales diversos (huesos, dientes, moluscos, etc), y adornados con grabados de animales. Como tienen un orificio en el centro, se supuso que su función era la de simple ornamentación: colgantes y medallones. Pero algunos objetos presentan características más interesantes:

"Como algunos están decorados de ambos lados con animales en distintas posiciones, nos dimos cuenta de otro tipo posible de uso, relacionado con animación secuencial", dijeron los investigadores.
Uno de los ejemplos más convincentes es un disco de hueso hallado en 1868 en Dordoña. De un lado, el disco muestra un ciervo o gamo de pie. Del otro lado, el animal yace acostado.
Azéma y Rivère descubrieron que si se pasa un hilo por el orificio central y se lo tensiona estirándolo para que el disco rote sobre su eje lateral, el resultado es que ambas imágenes se superponen en la retina.
"El animal se levanta y luego se echa en una fracción de segundo, y viceversa. En estas imágenes parpadeantes está el origen del cine" afirmaron los investigadores.



Los hombres primitivos conocían el efecto de la persistencia de la visión, y aparentemente lograron construir el primer taumatropo, tal vez el equivalente a uno de esos libritos modernos con dibujos en el margen que se animan al pasar rápidamente las páginas. Otra maravilla que nos llega de entre la bruma que cubre la madrugada de la humanidad.

Via | Discovery News

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